El síndrome
general de adaptación y el proceso de supercompensación
El síndrome
general de adaptación (Seyle, 1936) y los procesos de súper compensación
constituyen las claves del entrenamiento deportivo. Los programas de
entrenamiento de los deportistas se conforman sobre los principios y las
condiciones de estos procesos biológicos sin cuyo concurso hubiera sido
impensable alcanzar los niveles obtenidos en la preparación condicional de los
deportistas. Seyle definió el síndrome
general de adaptación como “la respuesta adaptativa e inespecífica del
organismo ante cualquier estímulo a causa que pueda poner en peligro el
equilibrio biológico”. Además, planteó que dicho proceso de adaptación “se
lleva a cabo a lo largo de tres fases que caracterizaban y describían las
reacciones que se producían en el organismo como producto de los estímulos
propios de determinados tipos de enfermedad”:
·
1ra. Fase.- Estado de alarma ante la existencia de un
estímulo que altera el estado homeostático.
·
2da. Fase.- Reacción o resistencia a
través de la cual el organismo inicia el proceso de adaptación a las
características que ofrece el estímulo.
·
3ra. Fase.- Resultado final de la
respuesta en función de la intensidad del estímulo empleado, que determina si
existe adaptación o si por el contrario, se llega al agotamiento ante la
imposibilidad de conseguirla.
Esquema
del proceso básico de supercompensación.
En la figura
anterior se puede observar la forma en la que se produce el fenómeno de la
súper compensación y que no es la consecuencia directa de los efectos
producidos por el entrenamiento dentro de los niveles de intensidad adecuados a
cada caso para propiciar que los mecanismos de adaptación entren en acción.
Cuando un estímulo rompe el equilibrio del organismo, se inicia un proceso de
restauración biológica dirigido por el propio organismo que, en función de las
características de dicho estimulo, es capaz de situarlo en un nivel superior de
rendimiento, todo lo cual se conoce como síndrome
general de adaptación.
En todo
caso, el entrenamiento deportivo no solo se explica a través del fenómeno de la
supercompensación, sino también a través de un proceso más amplio del que
forman parte la fatiga, la recuperación y la súper compensación. Para poder
mejorar el rendimiento se requiere un conocimiento exhaustivo de la forma en la
que se producen las “curvas de fatiga”
y también las condiciones del principio de la súper compensación. Para
esfuerzos de resistencia, J. Fric plantea las siguientes alternativas para
trabajar en la curva de fatiga:
·
Si
se entrena en la fase en la que terminan los efectos de la súper compensación,
el rendimiento físico se mantiene al mismo nivel o disminuye poco a poco. Esta
forma es útil en los períodos de transición.
·
Si
se entrena en la fase cumbre de la supercompensación, se produce en aumento
progresivo del rendimiento. Esta forma se aconseja para el trabajo con
principiantes y jóvenes o cuando aparecen problemas motores.
·
Para
introducir otro entrenamiento duro en la fase de fatiga, antes de la
recuperación, es necesario es necesario que sea por poco tiempo y que el
deportista este bien entrenado. Además, posteriormente hay que introducir y
cumplir los ciclos de recuperación que se requieran para caso. De esta manera,
se pueden conseguir mejoras grandes del rendimiento.
La cuestión
fundamental estriba en conocer con exactitud cuándo se esta produciendo el
proceso de la supercompensación. De lo contrario, la aplicación de las cargas
de entrenamiento siempre se realiza con altas dosis de subjetividad basadas en
las intuiciones del entrenador o en observaciones subjetivas sobre determinados
síntomas externos de fatiga. En todo caso, el conocimiento exacto de este
factor tan decisivo solo es posible a través de evaluaciones o pruebas de
laboratorio que no suelen estar al alcance de todos por el alto costo que implican.
De esta manera, se podrían conocer los niveles de determinados indicadores
tales como el fosfágeno, glucógeno, nitrógeno proteico, etc. Con la intención
de facilitar al entrenador la posibilidad de obtener, de una forma sencillo,
información acerca de los niveles de algunos de estos indicadores, L. Hudilk
realizó un estudio de seguimiento basado en criterios de evaluación subjetiva
al alcance de los entrenadores de acuerdo con un sistema de evaluación que
seguía una escala de 3ª+3, a
lo que añadió una evaluación empírica de la eficiencia obtenida en las sesiones
anteriores. Todo ello, lo comparo con los planteamientos teóricos y obtuvo las
siguientes conclusiones:
·
Los
comienzos de la supercompensación se daban: con el farlek (después de 13
horas); con la velocidad en sesiones de 10x200m (después de 19 horas); con
cuestas cortas de hasta 200m (después de 16 horas); con carreras cortas de
hasta 3.000m (después de 24-30 horas); con carreras en el umbral anaerobio
(40-44horas), aunque en este caso se daba una correlación/respuesta baja entre
sus evaluaciones subjetivas y las presunciones teóricas.
·
El
comienzo de la supercompensación en el caso de otros trabajos duros estaba en
el límite marginal de las presunciones teóricas (48 horas con carreras de
intervalos cortas de hasta 500m; 50 horas con carreras de intervalos largas de
hasta 2.000m; y 48-50 horas con carreras largas superiores a 15 km .).
·
Los
resultados obtenidos aconsejaban estudiar el problema durante mayor espacio de
tiempo y con un número superior de deportistas. En todo caso, mediante los
sistemas de evaluación subjetiva se pudo observar que el comienzo de la
supercompensación ocurría más tarde de lo que indicaban las presunciones
teóricas.
·
En
los jóvenes se plantea que estos necesitan más tiempo para tener una
recuperación suficiente y que el comienzo de la supercompensación ocurre más
tarde en estas categorías.
Referencias
Lamb,
D. (1989). Fisiología del ejercicio. España: Pila Teleña.
Morehouse,
E. & Millar, T. (1970). Fisiología del ejercicio. Argentina: Ateneo.
Seyle, H. (1952). El
síndrome de adaptación. Canada: Inc. Med.
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