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Determinación

domingo, 5 de octubre de 2014

Tema 3: La adaptación biológica a las CE

La adaptación biológica a las cargas de entrenamiento (CE) como objetivo principal del entrenamiento
El comportamiento del organismo y, como consecuencia, las variaciones del metabolismo son posibles gracias a la intervención de mediadores bioquímicos que actúan a través de receptores especiales. En el entrenamiento deportivo, todos los aspectos relacionados con la dominante biológica adquieren una importancia decisiva.  De ahí que los procesos de adaptación del organismo al esfuerzo constituyan la clave fundamental del rendimiento físico.  El entrenamiento para el deporte de competición consiste en una secuencia de comportamientos bien organizados y biológicamente finalizados, de acuerdo con una forma de integración temporal de carácter micro y macro cíclico. La adaptación es, pues, un proceso que implica la variación del metabolismo debido a la unión de cada mediador con su receptor respectivo a escala celular (Zanon, 1992).  La adaptación es, pues, un proceso que implica la variación del número de receptores en las células de un órgano o grupo de órganos, con la finalidad de adecuar su metabolismo a nuevas exigencias. Este proceso se produce por la intervención coordinada de los mediadores bioquímicos pertenecientes a los tres sistemas fundamentales del organismo:
a.    El sistema nervioso.
b.    El sistema endocrino.
c.    El sistema inmunitario.
El sistema nervioso, produce mediadores químicos que operan casi en contacto con el lugar de emisión del  mismo mediador y del receptor en las estructuras conocidas como sinapsis y cuyo efecto sobre el metabolismo celular es inmediato. Por ello, las posibilidades de adaptación de este sistema son grandes de carácter inmediato y tremendamente plásticas, todo lo cual lo configura como el principal actor del proceso de adaptación.
El sistema endocrino produce mediadores bioquímicos que operan a distancia del lugar de emisión; sus efectos sobre el metabolismo celular son retardados y la formación de nuevos receptores se produce lentamente.
El sistema inmunitario opera a través de mediadores bioquímicos más complejos que actúan como agentes de reconocimiento y guardianes del metabolismo celular, controlando en todo momento que las variaciones metabólicas se produzcan de acuerdo con los niveles de adaptación exigidos en cada momento y para cada situación. Por ello, sus efectos se producen a largo plazo y son propios de un sistema particularmente relacionado con el estrés. Con la actuación integrada de estos tres sistemas de regulación, el organismo produce finalmente las variaciones del metabolismo requeridas para la adaptación con el objetivo de llevar los cambios energéticos a un nuevo nivel de exigencia. La actividad deportiva está caracterizada por la necesidad de mejorar los rendimientos de forma constante, en el terreno deportivo, la adaptación adquiere una dimensión particular caracterizada por la necesidad de evitar la estabilización de los cambios energéticos. Para ello, los comportamientos deben articularse en una sujeción de acciones realizadas en periodos cortos y largos de tiempo en los cuales se alternan reducciones y elevaciones cíclicas en las correspondientes transformaciones energéticas. Para Zanon (2005), esta forma ondulatoria que caracteriza el entrenamiento deportivo está justificada por dos razones fundamentales:
·         La necesidad de evitar la estabilización del metabolismo para un cierto nivel de adaptación.
·         La ritmicidad intrínseca de la actividad integradora de los tres grandes sistemas reguladores anteriormente descritos, cada uno de los cuales posee una actividad cíclica propia en función de la Edad, el Sexo y las condiciones Circadianas y Estaciónales.
Con todo, el entrenamiento deportivo supone aceptar la pérdida del equilibrio de los diferentes constantes biológicas de los sujetos con el objetivo de obtener mejores niveles de rendimiento. De ahí que para poder entender en su globalidad los procesos de adaptación haya que hacer referencia a dos aspectos que participan y los condicionan, como son la homeostasis y los niveles de estrés.  Cuando se habla de equilibrio, se habla de homeostasis. Esto es el intento por estabilizar las constantes vitales por ello la homeostasis se podría definir como el equilibrio dinámico entre los procesos que concurren al mantenimiento del sistema biológico y los que tienden a su destrucción. Por su parte, el estrés hace referencia a las condiciones en que queda el organismo cuando se ve sometido a estímulos, que en el terreno deportivo reconocemos como cargas de entretenimiento.
La figura que a continuación se expone, ofrece una propuesta de Viru (1994) acerca de los diferentes mecanismos que propician los procesos de adaptación a un trabajo muscular intenso representan el fundamento de la mejora del rendimiento deportivo en el contexto de una planificación del entrenamiento de carácter plurianual, tal y como han demostrado los especialistas que han estudiado este asunto en profundidad. De esta manera, se materializa la adaptación a largo plazo, lo cual aporta las condiciones necesarias para que el organismo pueda obtener cotas más altas de rendimiento y eficiencia motores.
                                                     


  Mecanismos de adaptación. (Adaptado de Viru, 1994)
Como un ejemplo de los efectos que se producen en un proceso plurianual, se tiene que las observaciones efectuadas sobre un deportista en relación con las variaciones de los índices de fuerza rápida que se producen, con carácter ondulatorio, en cada uno de los años comprendidos.  Con datos que revelan las variaciones que se producen en los procesos de adaptación a largo plazo en diferentes modalidades deportivas se han constatado los siguientes aspectos:
a.    En el proceso de perfeccionamiento del deportista, los niveles absolutos y medio de la preparación de la condición especial aumentan año tras año.
b.    El nivel inicial de la preparación de la condición especial, en cada ciclo anual, es menor que la existente en el ciclo final, aunque mayor que el inicial del ciclo anual anterior.
c.    Con la progresiva evolución del deportista, los promedios de incremento de los índices de la preparación de las condiciones especiales son menores a medida que transcurren los años.
Es decir, las cargas de entrenamiento tienden a individualizarse y, lo que es más importante, a especializarse como consecuencia de su adaptación a los requerimientos específicos de los gestos deportivos y a los objetivos de competición.
De hecho, el proceso externo de la adaptación es expresado a partir de la dinámica de los índices de la capacidad específica del rendimiento del deportista se puede representar de forma esquemática con dos curvas que se entrelazan tal y como muestra la siguiente figura: la curva B muestra la tendencia del rendimiento en el ciclo anual y la curva A, la tendencia de los cambios de las transformaciones que se deben a la adaptación, estables a largo plazo. Las primeras tienen carácter temporal, inestable e irreversible, mientras que las segundas representan la estabilidad.

Proceso de un entrenamiento plurianual. A = transformaciones estables morfo-funcionales en los sistemas orgánicos; B = transformaciones funcionales corrientes (ajuste).
Referencias
Verjoshanski, L.  (1990). Entrenamiento deportivo.  España: Roca.
Viru, A. (1991). Mecanismos de adaptación al entrenamiento.  Italia: Scuolla dello sport.

Zanon, S. (2005). Fundamentos de una nueva teoría del entrenamiento.  Italia: Fidal.

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