La
adaptación biológica a las cargas de entrenamiento (CE) como objetivo principal del entrenamiento
El comportamiento
del organismo y, como consecuencia, las variaciones del metabolismo son
posibles gracias a la intervención de mediadores bioquímicos que actúan a
través de receptores especiales. En el entrenamiento deportivo, todos los
aspectos relacionados con la dominante biológica adquieren una importancia
decisiva. De ahí que los procesos de
adaptación del organismo al esfuerzo constituyan la clave fundamental del
rendimiento físico. El entrenamiento
para el deporte de competición consiste en una secuencia de comportamientos
bien organizados y biológicamente finalizados, de acuerdo con una forma de
integración temporal de carácter micro y macro cíclico. La adaptación es, pues,
un proceso que implica la variación del metabolismo debido a la unión de cada
mediador con su receptor respectivo a escala celular (Zanon, 1992). La adaptación es, pues, un proceso que
implica la variación del número de receptores en las células de un órgano o
grupo de órganos, con la finalidad de adecuar su metabolismo a nuevas exigencias.
Este proceso se produce por la intervención coordinada de los mediadores
bioquímicos pertenecientes a los tres sistemas fundamentales del organismo:
a.
El
sistema nervioso.
b.
El
sistema endocrino.
c.
El
sistema inmunitario.
El sistema
nervioso, produce mediadores químicos que operan casi en contacto con el lugar
de emisión del mismo mediador y del
receptor en las estructuras conocidas como sinapsis y cuyo efecto sobre el
metabolismo celular es inmediato. Por ello, las posibilidades de adaptación de
este sistema son grandes de carácter inmediato y tremendamente plásticas, todo
lo cual lo configura como el principal actor del proceso de adaptación.
El sistema
endocrino produce mediadores bioquímicos que operan a distancia del lugar de
emisión; sus efectos sobre el metabolismo celular son retardados y la formación
de nuevos receptores se produce lentamente.
El sistema
inmunitario opera a través de mediadores bioquímicos más complejos que actúan
como agentes de reconocimiento y guardianes del metabolismo celular,
controlando en todo momento que las variaciones metabólicas se produzcan de
acuerdo con los niveles de adaptación exigidos en cada momento y para cada
situación. Por ello, sus efectos se producen a largo plazo y son propios de un
sistema particularmente relacionado con el estrés. Con la actuación integrada
de estos tres sistemas de regulación, el organismo produce finalmente las
variaciones del metabolismo requeridas para la adaptación con el objetivo de
llevar los cambios energéticos a un nuevo nivel de exigencia. La actividad
deportiva está caracterizada por la necesidad de mejorar los rendimientos de
forma constante, en el terreno deportivo, la adaptación adquiere una dimensión
particular caracterizada por la necesidad de evitar la estabilización de los
cambios energéticos. Para ello, los comportamientos deben articularse en una
sujeción de acciones realizadas en periodos cortos y largos de tiempo en los
cuales se alternan reducciones y elevaciones cíclicas en las correspondientes
transformaciones energéticas. Para Zanon (2005), esta forma ondulatoria que
caracteriza el entrenamiento deportivo está justificada por dos razones
fundamentales:
·
La
necesidad de evitar la estabilización del metabolismo para un cierto nivel de
adaptación.
·
La
ritmicidad intrínseca de la actividad integradora de los tres grandes sistemas
reguladores anteriormente descritos, cada uno de los cuales posee una actividad
cíclica propia en función de la Edad, el Sexo y las condiciones Circadianas y
Estaciónales.
Con todo, el
entrenamiento deportivo supone aceptar la pérdida del equilibrio de los
diferentes constantes biológicas de los sujetos con el objetivo de obtener
mejores niveles de rendimiento. De ahí que para poder entender en su globalidad
los procesos de adaptación haya que hacer referencia a dos aspectos que
participan y los condicionan, como son la homeostasis y los niveles de
estrés. Cuando se habla de equilibrio,
se habla de homeostasis. Esto es el intento por estabilizar las constantes
vitales por ello la homeostasis se podría definir como el equilibrio dinámico
entre los procesos que concurren al mantenimiento del sistema biológico y los
que tienden a su destrucción. Por su parte, el estrés hace referencia a las
condiciones en que queda el organismo cuando se ve sometido a estímulos, que en
el terreno deportivo reconocemos como cargas de entretenimiento.
La figura
que a continuación se expone, ofrece una propuesta de Viru (1994) acerca de los
diferentes mecanismos que propician los procesos de adaptación a un trabajo
muscular intenso representan el fundamento de la mejora del rendimiento
deportivo en el contexto de una planificación del entrenamiento de carácter
plurianual, tal y como han demostrado los especialistas que han estudiado este
asunto en profundidad. De esta manera, se materializa la adaptación a largo
plazo, lo cual aporta las condiciones necesarias para que el organismo pueda
obtener cotas más altas de rendimiento y eficiencia motores.
Como
un ejemplo de los efectos que se producen en un proceso plurianual, se tiene
que las observaciones efectuadas sobre un deportista en relación con las
variaciones de los índices de fuerza rápida que se producen, con carácter
ondulatorio, en cada uno de los años comprendidos. Con datos que revelan las variaciones que se
producen en los procesos de adaptación a largo plazo en diferentes modalidades
deportivas se han constatado los siguientes aspectos:
a.
En
el proceso de perfeccionamiento del deportista, los niveles absolutos y medio
de la preparación de la condición especial aumentan año tras año.
b.
El
nivel inicial de la preparación de la condición especial, en cada ciclo anual,
es menor que la existente en el ciclo final, aunque mayor que el inicial del
ciclo anual anterior.
c.
Con
la progresiva evolución del deportista, los promedios de incremento de los
índices de la preparación de las condiciones especiales son menores a medida
que transcurren los años.
Es decir,
las cargas de entrenamiento tienden a individualizarse y, lo que es más
importante, a especializarse como consecuencia de su adaptación a los
requerimientos específicos de los gestos deportivos y a los objetivos de
competición.
Proceso de un entrenamiento plurianual. A = transformaciones estables morfo-funcionales en los sistemas orgánicos; B = transformaciones funcionales corrientes (ajuste).
Referencias
Verjoshanski, L. (1990). Entrenamiento
deportivo. España: Roca.
Viru, A. (1991). Mecanismos
de adaptación al entrenamiento. Italia:
Scuolla dello sport.
Zanon, S. (2005). Fundamentos de una
nueva teoría del entrenamiento. Italia:
Fidal.
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