Principios
metodológicos del entrenamiento
El trabajo
del entrenamiento debe atenerse a una serie de principios generales que hay que
considerar cuando se diseñe cualquier plan de preparación deportiva, dirigido a
la mejora de la capacidad funcional de los deportistas. Dichos principios establecen las condiciones
básicas a partir de las cuales se logra la adaptación del organismo a las
situaciones de estrés que conlleva la práctica deportiva y como consecuencia
última, abren la posibilidad a la mejora del rendimiento motor y funcional. De
hecho, estos principios metodológicos han establecido las claves fundamentales
para el establecimiento de las diferentes propuestas teóricas que a partir de
los años cincuenta han revolucionado el contexto de la planificación del
entrenamiento.
Cada deporte
requiere una metodología diferenciada. Sin embargo, en lo que concierne al
aprendizaje de la técnica, a la mejora de la capacidad física especifica o a la
optimización de los recursos tácticos estratégicos, los principios que rigen el
proceso general del acondicionamiento físico constituyen normas de uso común.
De todos ellos, quisiéramos destacar los siguientes: principio de la
continuidad, principio del crecimiento paulatino del esfuerzo, principio de la
especificidad, principio de la transferencia, y principio de la
individualización.
Principio de la unidad
funcional
Como punto
de partida hay que considerar que el organismo funciona y reacciona como un
todo. Cada uno de los órganos y sistemas se encuentran interrelacionados
(corazón, sistema respiratorio, aparato endocrino, etc.), y por ello el
entrenamiento del deportista debe ser abordado desde una perspectiva global con
formas de desarrollo simultaneas y paralelas que, en todo caso y atendiendo a
las características específicas de la modalidad deportiva, podrá poner un mayor
énfasis en el tratamiento de una función o un sistema determinados.
Principio de la continuidad
Para
conseguir una mejora de la capacidad física del deportista es necesario que la
actividad física se realice de forma continua. Está demostrando que todo
esfuerzo físico que se interrumpe por un periodo prolongado de tiempo termina
por no crear hábito y como consecuencia, es incapaz de proporcionar una mejora
funcional. Así pues, para conseguir un crecimiento constante de la capacidad
funcional del organismo es necesario que cada esfuerzo se realice sobre la base
de capacidades de trabajo incrementadas como efecto de un trabajo continuado.
En este contexto, la clave del problema reside en la dinámica que debe presidir
la relación idónea entre intensidad de los estímulos de entretenimiento y
tiempo de recuperación entre éstos. Así se puede establecer que unos estímulos
bajos y unos descansos largos no entrenan; que unos estímulos altos o muy altos
acompañados de unos descansos excesivamente cortos tienden a sobreentrenar y descender
el nivel de la capacidad funcional, y que unos estímulos medios y medio-altos
acompañados de unos períodos de descanso proporcionales a los efectos
inmediatos del entrenamiento son precisamente los que favorecen las mejoras y
el entrenamiento.
Principio del crecimiento
paulatino del esfuerzo
La mayor a
menor duración de la vida deportiva de un sujeto depende de su capacidad solo
se adquiere si durante el proceso de entrenamiento dichos sujetos se someten a
unas cargas de entrenamiento ordenadas de acuerdo con un proceso continuo y
permanente en el crecimiento paulatino del esfuerzo. Esta es la vía adecuada para conseguir que se
produzca un incremento de la movilización de las reservas energéticas y, como
consecuencia, una intensificación de los procesos de súper compensación.
Principio de la
especificidad
La
preparación de los deportistas debe realizarse de acuerdo con las exigencias
específicas y singularidades de cada modalidad deportiva y, más concretamente,
de acuerdo con el resultado deportivo fundamental. Puesto que le desarrollo de
la capacidad de fuerza es un aspecto capital en muchas modalidades deportivas,
hay que considerar que la aplicación de las fuerzas y su ritmo de ejecución
requieren un tratamiento diferenciado. Precisamente, el estudio de estas
singularidades ha propiciado el establecimiento de nuevos sistemas de
preparación ajustadas a las necesidades específicas de cada deporte. Como un
ejemplo de ello, en los deportes de equipo cada día se presta más importancia a
la preparación física con balón como una
necesidad estratégica de desarrollo específico.
Principio de la
transferencia
El principio
de la transferencia se refiere a los efectos que unos ejercicios ejercen sobre
otros en función del grado de similitud entre ambos o en sus efectos
inmediatos. Más concretamente, se plantea la influencia, positiva o negativa,
que determinados estereotipos ajenos a una especialidad deportiva pueden
ejercer sobre la formación de los estereotipos específicos. Así por ejemplo, la
realización de determinados ejercicios de fuerza podrían influir positivamente
en la mejora de la velocidad de traslación. Por el contrario, la realización de
determinados ejercicios de resistencia podría perjudicar la mejora de la velocidad. El adiestramiento
para la mejora de un factor puede aumentar la de otros factores complementarios
siempre y cuando los ejercicios que se realicen para la mejora de aquel tengan
relación con la especialidad que se practica. Por ello, los técnicos deportivos
deben estudiar meticulosamente estas posibles interferencias sean mínimas y se
pueda utilizar al máximo su poder multiplicador.
Principio de la
individualización
Este
principio está determinado por las características morfo-fisiológicas y
funcionales del deportista. Cada sujeto constituye un caso individual desde los
puntos de vista antropométrico, funcional, motor, psicológico, de adaptación,
etc. Y por ello cada sujeto reacciona de forma diferenciada a estímulos idénticos, e incluso esas diferencias
se pueden dar también en un mismo sujeto en función del período en el que se
apliquen las cargas. Estas diferencias en las reacciones del sistema motor y de
otros órganos a distintas cargas de entrenamiento entre sujetos y en un mismo
sujeto conducen a admitir que las modificaciones del gesto y del resultado
deportivo, así como las transformaciones hormonales, metabólicas, endocrinas,
etc. Durante el proceso de entrenamiento, ejercen una influencia decisiva sobre
la capacidad de reacción al esfuerzo del organismo de cada individuo. Con todo,
se puede concluir diciendo que en la medida en que la eficiencia funcional, la
neuro-dinámica cerebral y el régimen de reposo y trabajo son distintos en cada
sujeto, la aplicación de los estímulos de entretenimiento debe efectuarse a
partir de una estricta individualización de los medios que se empleen.
Referencias
Campos, J. & Ramón, V.
(2001). Teoría y planificación del entrenamiento deportivo. España: Paidotribo.
García, M., Navarro, M.
& Ruiz, A. (2004). Bases teóricas y metodológicas del entrenamiento
deportivo. España: Paidotribo.
Grosser, M., &
Starischa, S. (1988). Principios del
entrenamiento deportivo. España:
Roca.

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